Oníricamente hablando
como quien lame los ojos
de un unicornio cansado,
o pinta los días
con palabras sin sentido
y melodías escondidas
en el humo de los coches,
creyendo en causalidades
que un día tuvieron sentido
en un ayer que tiembla.
Solo.
Perdiéndose en una ciudad
en la que el tú ya no existe,
y el yo ha caducado.
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